El pontífice argentino hablo fuertemente de los miembros de la Curia Romana, que es el centro de la Iglesia. “El hacer las reformas en Roma es como limpiar la Esfinge de Egipto con un cepillo de dientes”, resalto.
Francisco recién cumplió 81 años de edad y 5 años de pontificado, recordando una frase del monseñor Frederic Javier de Merode, en los tradicionales augurios natalicios de fin de año. Es muy difícil retomar una institución compleja y variopinta como es la Santa Sede.
En años anteriores, Jorge Bergoglio se ahorro palabras e imágenes fuertes para describir la situación que se vive dentro de la Curia Romana siendo esta una de las causas que llevo a la dimisión de su predecesor Benedicto XVI, Josehp Ratzinger.
“La comunión filial entre los componentes del gobierno de la Iglesia puede ayudar a superar la desequilibrada lógica de los complots y los pequeños círculos que representan un cáncer que lleva a la autoreferencialidad que se infiltra en los organismo eclesiásticos en cuanto a las personas que allí trabajan”.
Su famoso discurso de Navidad en el año 2014 a la Curia trazo un elenco de las enfermedades del gobierno central de la Iglesia de 1300 millones de fieles por curarse.
Bergoglio se refirió a los feligres actuales en los aparatos del gobierno, como “los traidores de la confianza y los aprovechadores de la maternidad de la Iglesia, es decir las personas que son seleccionadas para dar mayor cuerpo a la reforma dejándose corromper por la ambición y la vanagloria”.
Ademas indico que cuando las personas son alejadas de sus cargos se “autodeclaran erróneamente mártires del sistema, y el Papa no informado de la vieja guardia en lugar de recitar me culpa”.
Francisco sostuvo que en la Curia Romana están los que todo el tiempo regresa a la justa vía “con la esperanza de encontrar paciencia en la Iglesia una oportunidad para convertirse y no para aprovecharse”.
Bergoglio mantuvo que no se olvidaba que “la mayoría (de los miembros de la Curia) son gente fiel que trabaja con competencia, dedicación, empeño, fidelidad y santidad”.
Frente a la existencia de un panorama con tantas rebeliones y conspiraciones, el Papa remarco que “es oportuno que los dicasterios operen conforme a sus finalidades y con la autoridad del Sumo Pontífice, siempre por el camino del bien y al servicio de la Iglesia.
“Ellos fueron llamados para estar en la Iglesia como fieles antenas sensibles eminentes: emitentes y recibidoras”.
El Papa Francisco subrayo parte de su análisis a la necesidad de un organismo de gobierno que no sea “cerrado en si mismo”, ya que “traicionaría el objetivo de su existencia, condenándose a la autodestrucción en la autoreferencialidad”.
Fuente: Diario Clarín
