En América Latina la expansión misionera del Protestantismo tuvo efectos diversos en cuanto a la Iglesia Católica Romana, ya que cuenta con la presencia dinámica de una fuerza religiosa alternativa que tuvo como resultado un éxodo de católicos nominales hacia las iglesias protestantes.
El rápido crecimiento del Protestantismo popular se ha agudizado en estos años creando ciertas inquietudes en las jerarquías de la región. Franz Damen que es un cura pasionista belga, es uno de los estudiosos católicos mejor informados en cuanto a este tema que ademas fue Secretario Ejecutivo del Departamento de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Boliviana.
“De Acuerdo a las estadísticas en América Latina cada hora unos 400 católicos se van a las sectas protestantes quienes actualmente representan una octava parte, es decir el 12.5% de la población del continente”, alego Damen.
“SECTA”: LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IMAGEN
Algunas reacciones de la misionologia católica nos recuerda que para referirnos al Protestantismo popular la nomenclatura católica oficial común es el termino “sectas”. Donde las formas populares del Protestantismo son las que mas ansiedad e inquietud generan de acuerdo a los jerarcas y estudiosos.
Un especialista católico argentino asegura: Las relaciones ecuménicas por años han preferido establecer otro nombre que no tenga tantas connotaciones negativas para designar a las ‘sectas’, que cuentan con elementos positivos de consideración. Actualmente se habla de ‘movimientos religiosos libres’, sin embargo su actividad proselitista se considerara siempre como ‘sectaria’.
Para el año 1955 en la Asamblea de Rio de Janeiro, los Obispos no hacia ninguna distinción solo señalaban “el grave problema que acarrea el protestantismo y los distintos movimientos acatolicos que se han introducido en las naciones latinoamericanas, siendo una amenaza a su tradicional cultura católica.
Luego en el discurso del Papa recurrió a la teoría de la conspiración para explicar “el avance de las sectas” y sostuvo: “No se puede infravalorar la estrategia donde su objetivo es debilitar los vínculos que une a los países de América Latina y eliminar las fuerzas que nacen de la unidad. Con esto se destinan importantes recursos económicos para subvencionar campañas proselitistas que solo quieren resquebrajar la unidad católica”.
Fuente: Protestante Digital
