Pastor encarcelado 2 años en Corea del Norte: “Lo viví como un retiro personal con Dios”

En su libro “No olvidado” Kenneth Bae, misionero americano, explica como sus dos años en una prisión de Corea del Norte fortalecieron su relación con Dios y su amor por aquella nación...

Kenneth Bae fue sentenciado a 15 años de trabajos forzados en 2013 por lo que el gobierno Norte Coreano describió como “actos hostiles” en contra de su país. Nació en Séul y fue a Estados Unidos con su familia en 1985.

Se mudó a China el 2006, donde empezó su trabajo como misionero. En 2010, empezó a liderar pequeños grupos a entrar en Corea del Norte, donde fue arrestado, llevado a Pyongyang para ser interrogado y declarado culpable.

“UN TERRORISTA”

Al final fue puesto en libertad y regresó a Estados Unidos. Ahora ha escrito un libro sobre esos dos años en la prisión: No Olvidado: La Verdadera Historia de Mi Encarcelamiento en Corea del Norte.

En su libro, Bae afirma que para el gobierno de Corea del Norte, ser un misionero es lo mismo que ser un terrorista. Para el gobierno, el evangelio de Jesucristo es muy peligroso.”

– Ad –

El misionero explica que “antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando solo había una Corea, había más cristianos en el norte que en el sur. Había un avivamiento enorme en Pyonyang que se llamaba ‘Jerusalén del Lejano Oriente’.

“Mi crimen era ir ahí y orar que Dios hiciera ahí lo que un día hizo. Por eso, me consideraron un terrorista peligroso. Supongo que aún lo soy porque sigo orando por Corea del Norte”, añade.

500-130703062914-magnay-american-jailed-north-korea-video-00022704-story-top

“SU GRACIA ERA SUFICIENTE”

“En Corea del Norte, aprendí de la fidelidad de Dios, experimenté su gracia y fui testigo de su compasión en maneras que nunca me habría imaginado antes. Aprendí a confiar en Dios y agarrarme a sus promesas”, recuerda.

Para Bae, “Dios ha sido asombrosamente fiel y su gracia era suficiente, ya que su compasión por los perdidos es eterna.”

Admite que “aunque tuve momentos en los que estaba deprimido y había perdido la esperanza, y a veces me sentí abandonado y olvidado por el mundo, Dios estaba ahí. Como prometió, nunca me dejó o me abandonó.”

“UN RETIRO PERSONAL CON DIOS”

Durante su cautividad, Bae “también aprendí que mi vida trata de Su voluntad y Su plan, no la mía (…). Aprendí que vale la pena vivir por Jesús, hasta vale la pena ir a la cárcel por Él. No habría aprendido esto de otra manera.”

“Me sentí como si hubiera estado en un retiro personal con Dios durante dos años.”

Fuente: Protestante Digital

Compartir