China reescribe la Biblia para que sea Comunista

Con el objetivo de influir en la religión, el Partido Comunista Chino ha puesto en marcha un proyecto de una década destinado a adaptar la Biblia y otros textos religiosos. Uno de los ejemplos más notables de esta adaptación es una versión alterada del Evangelio de Juan que se incluyó en un libro de texto universitario chino en 2020. En lugar de concluir con el acto de misericordia de Jesús hacia Maria Magdalena, la nueva versión presenta un desenlace diferente.

Además de las modificaciones en los textos sagrados, se ha informado que algunas iglesias protestantes en la provincia de Henan han sustituido los Diez Mandamientos por citas de Xi Jinping. Este cambio ha atraído la atención debido a la modificación del primer mandamiento, que ha sido transformado en una declaración relacionada con la ideología.

Estas alteraciones en los textos religiosos forman parte de los esfuerzos del gobierno chino para promover su agenda y garantizar la lealtad de los fieles al partido.

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Incluso las instituciones religiosas internacionales no han quedado fuera del alcance del Partido Comunista Chino. En 2018, se llegó a un acuerdo secreto entre el Vaticano y el gobierno chino que permitía al partido seleccionar a los obispos católicos en China. Sin embargo, se ha señalado que las promesas relacionadas con la seguridad de las congregaciones católicas no se han cumplido según lo acordado.

Aunque a menudo se resalta la persecución de los cristianos en China, no son los únicos que enfrentan una represión severa debido a sus creencias religiosas en el país. Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, una disciplina espiritual milenaria de la Escuela Buda que promueve los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, ha sido objeto de una persecución sistemática.

A pesar de la intensa persecución, la fe persiste en China, y el número de creyentes sigue aumentando. Aunque el presidente Mao calificó la religión como “algo de mal gusto”, algunos argumentan que la persecución religiosa por parte del Partido Comunista Chino es solo un aspecto de su lucha más amplia contra la expresión espiritual y la capacidad humana de aspirar a algo más trascendental.

Como señaló el pastor de una iglesia china en una entrevista con The Guardian: “En esta lucha, en Xinjiang, Shanghai, Beijing, Chengdu, los gobernantes han elegido a un enemigo que no puede ser encarcelado: el espíritu humano”.

Fuente:Gaceta Política

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