La conversión al cristianismo es vista como alta traición entre las familias musulmanas de Egipto. El precio que deben pagar aquellos que abrazan la fe en Cristo es perder el vínculo con la familia, ser maltratado o incluso perder la vida.
Mostafa fue enviado por su familia para dar una lección a su primo, Mohammed, que se había convertido a Cristo. El salió de la ciudad para ir hasta la capital de Egipto, El Cairo, donde lo encontró dentro de una iglesia cristiana.
Movido por la obligación de proteger la honra de su familia, el se sentó detrás de Mohammed para llevar a cabo su plan al finalizar el culto.
Mostafa se acercó a su primo con lágrimas en los ojos y le confesó su plan: “Yo salí de la villa de nuestra familia para espiarte y ver si realmente te hiciste cristiano. Yo debo informar a la familia sobre lo que vi, sin embargo, no puedo hacerlo. Pienso que tu conversión pudo haber sido lo correcto. ¿Puedes contarme más? ¿Por qué dejaste el Islam para ir hacia el Cristianismo?”.
Sorprendido con la pregunta de su primo, Mohammed llevó a Mostafa a su casa, donde pasaron la noche hablando del Evangelio. Aquella noche, Mostafa tuvo un sueño en el que vio a Jesús en la cruz, mirándolo y le dijo: “Yo hice todo esto porque te amo y quiero que seas libre de tus pecados”.
La visión de Mostafa es semejante a lo que es descrito por muchos musulmanes convertidos. Sueños y visiones como la de Mostafa son repetidamente citados como maneras específicas en que Dios alcanaz a musulmanes del mundo árabe.
Luego de dicho sueño Mostafá entregó su vida a Cristo y decidió seguir el Evangelio. Ahora vive para Jesucristo y su iglesia.
Fuente: Guiame
