3 cosas que debemos aprender de cuando Jesús convirtió el agua en vino

Una de las historias más desconcertantes en la Biblia es la que cuenta cómo Jesús convirtió el agua en vino en la boda de Cana. Muchos cristianos han intentado rescatar alguna verdad de este pasaje...

Una de las historias más desconcertantes en la Biblia es la que cuenta cómo Jesús convirtió el agua en vino en la boda de Cana. Muchos cristianos han intentado rescatar alguna verdad de este pasaje. Algunos de esos intentos han obtenido resultados mientras que otros han perdido completamente el foco.

Una mala interpretación muy conocida de aquella historia es la que dice que está bien emborracharse con vino ya que Jesús proveyó barriles del mismo. A pesar de ser una interpretación completamente errónea y hasta graciosas si se quiere, mucha gente la toma como cierta.

El milagro en la boda de Caná donde Jesús convirtió el agua en vino fue el primer milagro registrado, lo que lo convirtió en memorable. Y ciertamente es un milagro que vale la pena recordar no solamente porque es una obra completamente sobrenatural sino debido a que lleva un mensaje para nosotros que vamos más allá del fenómeno aparente del cual la gente fue testigo aquel día. Aquí hay tres lecciones que podemos aprender acerca de este milagro.

1. Jesús puede proveernos todo lo que necesitamos

Dios no nos proveerá todo lo que pidamos, especialmente si Él sabe que nos destruiría. Basándome en esto, dudo mucho que Dios convierta el agua en vino para los alcohólicos en la actualidad. Pero Dios puede y proveer milagrosamente para las necesidades que Él sabe deben ser cumplidas para darnos poder para seguirlo y lograr sus propósitos.

1 Juan 5:14 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.”

La clave para esto es pedir conforme a su voluntad y a través de Jesucristo.

2. Dejemos de enfocarnos en el “vino”

Cuando su madre le pidió que hiciera algo acerca de la falta de vino, Jesús respondió diciendo “¿Qué tienes conmigo, mujer?” (Juan 2:4)
Esta declaración pareció hasta retórica. ¿Por qué? Porque el milagro tuvo todo que ver con Dios.

Un aspecto triste de la historia fue que la novia y el novio (así como los invitados a la boda) nunca llegaron a conocer al “creador del vino” porque ellos se enfocaron demasiado el vino.

¿Cuál es tu “vino” actualmente? Tal vez sea un trabajo que deseas, finanzas por las cuales estás orando o una casa que quieres comprar. Cualquiera que sea éstos, no permitas que quiten tus ojos de la Persona de Cristo.

3. Cree en el mensajero, no en el mensaje

El propósito de este milagro se vuelve claro en Juan 2:11 “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.”

La finalidad fue hacer que las personas creyeran en Jesús antes que en cualquier otra cosa.

Cuando Dios hace milagros, él no quiere que sólo creamos en los milagros, señales, y maravillas. El desea que creamos en Él y que llevemos a otros a creer en Él. El propósito de las señales y maravillas es mostrar el poder, la persona, y la realidad de Dios. No para que seamos llenos de vino, pan, dinero, gloria, fama o cualquier otra cosa que obtengamos del milagro. El punto no es el mensaje, sino El Mensajero.

Fuente: Christian Today

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