Hoy podemos ver en las redes sociales que existen miles de casos en que diferentes ciudades de Latinoamérica, Estados Unidos y el resto del mundo se han reunido en oración para interceder en nombre de la humanidad ante Dios por causa de la pandemia actual que azota el globo.
Estamos siendo testigos, que a pesar de que esta plaga ha llegado de forma inesperada, vemos miles de creyentes afirmarse en su fe de manera sorprendente. Y éso es exactamente lo que nos enseña la Biblia.
A pesar de que existen decenas de predicadores famosos, como es el caso de Keneth Coppeland, que se atreven a “prohibir” y “decretar” que a esta calamidad no avance, ya han habido casos en que pastores han desafiado a la enfermedad y han perdido sus vidas por la imprudencia.
El caso de Job nos debe enseñar un poco acerca de la soberanía de Dios acerca de todo lo que pasa en el universo. Cuando Satanás se acercó a Dios y le solicitó tocar con calamidades a Job, el Señor fue quien tuvo la última palabra y se lo permitió. De la misma forma, esta pandemia mundial sigue diseminandose porque Dios lo permite.
De esta forma, también es Dios quien debe detenerla, y es por eso que estos ejemplos de miles de cristianos intercediendo y clamando a Dios por el fin de este flagelo es un ejemplo de cómo debemos actuar como cristianos.
El Apóstol Pablo nos enseña que nuestras armas no son de este mundo, ni tampoco carnales, sino que son poderosas en Dios para destrucción de actos del enemigo de las almas.
Clamemos así una vez más y humillémonos ante el Santo de Israel para pedir por misericordia para quienes están siendo golpeados por esta calamidad.
Dios los bendiga a todos.
Fuente: Diario Cristiano Web
