Ex Bruja se Convierte a Cristo luego de que su hija fuera Liberada de una Legión de Demonios

La joven Isela creció en medio de una familia atormentada por encuentros paranormales y por lo tanto, el miedo era algo muy frecuente en su hogar. Cosas muy raras eran usuales: los cuadros caían de las paredes, las puertas de la cocina se abrían y se cerraban solas. Se activaba el timbre y en la puerta no había nadie. Buscando respuestas, su madre llegó a abrazar el ocultismo.

Isela aseguró que su madre “creía que alguien había colocado un hechizo en la familia”.

Ya siendo adolescente, la joven Isela siguió los pasos de su madre y se unió a lo oculto.

“Yo quería encontrar respuestas y necesitaba orientación. Mi madre buscaba ayuda a través de las cartas de tarot, así que creía que debía seguir ese camino”, afirmó.

Pero su madre nunca pudo hallar las respuestas que buscaba. Por lo que la joven Isela permaneció presa por mucho tiempo y abandonó las esperanzas.

“Yo quería acabar con mi vida. ¿Pensaba, por qué tenía qué vivir? Estaba perdida. Luego comencé a usar drogas en ingresé al alcohol. Comencé a beber mucho. A veces caminaba durante toda la noche porque no tenía donde dormir”.

Isela aprendió a leer cartas de tarot y comenzó a practicar la hechicería para intentar obtener el control de su vida. Sin embargo, parecía no haber escapatoria del temor y de la oscuridad.

“Yo sabía que el diablo estaba conmigo todo el tiempo, sentía una presencia negativa y quería esa presencia negativa, por extraño que pareciera, crecí negativa, yo prosperaba en la oscuridad”, aseguró.

Luego de dejar las drogas, la joven quedó embarazada de una niña. Se mudó con su novio con quien más tarde se casaría, pero la oscuridad espiritual seguía oprimiendola. Incluso, esta oscuridad se hizo evidente para su hija.

“De la nada, ella empezaba a señalar, desde donde ella estaba sentada, y decía: ‘¡Monstruo! El monstruo esta cerca de mí, el monstruo tocó mis pies’. Ella se alejaba de todo lo que veía. No podía dormir durante la noche. Cuando me despertaba por la mañana, miraba a mi alrededor y sentía como si hubiera algo allí”, reveló.

Espíritus malignos

Los encuentros con espíritus malignos fueron en aumento y se tornaron cada vez más intensos en derredor a Isela y su hija.

“Mi hija tuvo marcas de manos en su cuerpo”, afirmó Isela. “Luego, esto aumentó y se convirtió en marcas de mordida. Yo estaba fuera de mí, ¿cómo podría proteger a mi hija? Yo no creía en Dios en ese momento, mi marido me decía: ‘Necesitas orar.’ Y yo hablaba: ‘Eso no va a funcionar’, estaba desesperada”, declaró.

Sin escapatoria, Isela le pidió a su tía que era pastora que orara por ellas. “Ella oró con nosotros en la casa, sentí una sensación de paz irresistible, y le dije a mi marido que me sentía fantástico, con un sentimiento de mucha paz, y él me respondió que era el Espíritu Santo. Pregunté qué significaba, pero dije “Lo que sea, voy a aceptarlo, amo este sentimiento”.

Mientras oraban, una bombilla estalló en otra de las habitaciones. Isela dijo: “Algo no le gustó de la oración. Algo no le gustó, de las cosas buenas que estaban pasando”. Isela entonces pidió a su tío, que también era pastor, que la ayudara. “Mi tío preguntó: ‘¿Aceptas a Cristo en tu vida?’ Pensé un poco al respecto y me dije a mi misma que haría lo que fuera necesario para ayudar a mi hija”.

Su tío la guió en la oración pidiendo por arrepentimiento y perdón. “Yo repetí las palabras que mi tío decía, una vez más, sentí esa sensación de paz irresistible, y sabía que después de que hiciera esa oración mi vida cambiaría, sabía que sería algo grande”, remarcó.

Transformación inmediata

Las cosas comenzaron a cambiar inmediatamente. En las semanas siguientes, Dios la llenó con el Espíritu Santo y le dio alegría.

“En aquel momento yo sabía que algo estaba pasando y que era sobrenatural. Dios me ama tanto que me dio ese regalo, ¿cómo no lo podría aceptar? Me sentí muy amada, después de todo lo que pasé y experimenté, y todas las cosas malas que he hecho”, dijo.

“De pronto tenía a Dios en mi vida y diciendo: ‘Hola, te quiero’. Esa es una sensación increíble. Es un sentimiento de amor, paz y alegría irresistible y sólo todo lo que es bueno”. Desde el día en que invitó a Jesús a su vida, la oscuridad demoníaca fue reemplazada por la luz y la presencia de Dios. “Fui de las tinieblas, ahora tengo la luz de Dios en mí”, concluyó.

Fuente: Guiame

Compartir