Planned Parenthood es la mayor red de clínicas de aborto del mundo. Con sede en los Estados Unidos, ellos ya influenciaron el cambio de leyes en diversos países del mundo, a través de la IPPF (International Planned Parenthood Federation), que tiene influencia en la ONU, donde defiende una agenda que incluye la defensa de las “cuestiones de género”.
Después de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, ellos perdieron el financiamiento público y terminaron cerrando varias clínicas.
En un intento de aumentar su influencia en el estado de Missouri, que tiene sólo una clínica en funcionamiento, Planned Parenthood recibió el apoyo de la organización el Templo Satánico.
El anuncio no es sorpresa para quien acompaña al grupo satanista más famoso de los Estados Unidos, y defiende la práctica del aborto como una “expresión religiosa” legítima.
La estrategia de Planned Parenthood es presionar a los legisladores de Missouri para que haya un freno de las restricciones del aborto. El Templo Satánico, que lucha por el reconocimiento como religión legítima, intenta hacer de esto una cuestión religiosa, alegando que uno de los principios fundamentales del satanismo es que “el cuerpo de alguien es inviolable, sujeto únicamente a su propia voluntad”.
Ellos iniciaron un proceso en la justicia de Missouri, argumentando que las restricciones al aborto en el estado violan los derechos de sus miembros a la libre práctica de su religión. El ex satanista Zachary King confesó después de su conversión que realizaba rituales satánicos dentro de clínicas de aborto.
Esa relación no es nueva, pues en sus diferentes formas, el satanismo tiene una historia milenial de asociación con el sacrificio infantil.
En la Biblia ya era relatado que los israelitas luchaban contra el culto de Baal, otro nombre para el Dios fenicio Moloc, que era representado con cuerpo humano, pero con cuernos en la cabeza.
En su vientre había una cavidad en que el fuego era colocado para consumir sacrificios, muchas veces de niños. A lo largo del tiempo su figura fue asociada al Diablo. El libro del profeta Jeremías habla explícitamente contra el sacrificio de niños a Baal, advirtiendo a sus lectores que Dios consideraba a esa práctica como abominable.
Fuente: Gospel Prime
