6 cosas que los Cristianos debemos conocer acerca de la Ira de Dios

Muchas veces hablamos del amor, la misericordia y la paciencia de Dios en nuestras iglesias, sin embargo, muchas veces olvidamos hablar de algo fundamental: la Ira de Dios...

En este artículo hablaremos acerca de uno de los temas más importantes de nuestra fe cristiana: la Ira de Dios.
Él conocido John Stott, explicó claramente 6 de las características de la Ira de Dios de las que debemos estar al tanto. Aquí la lista:

1. La Ira de Dios no es como nuestra ira.

Cuando hablamos acerca de la ira de Dios, debemos recordar que efectivamente es la Ira del Dios Todopoderoso. Así que todo lo que conocemos acerca de Él – su justicia, su amor, su benignidad – debe ser vertido dentro de nuestro entendimiento de su ira.
Las palabras “enojo” e “ira” nos hacen pensar acerca de nuestras propias experiencias. Seguramente alguna vez padecimos a alguien que habitualmente está enojado, o que haya perdido su temperamento. Nuestro enojo puede ser generalmente impredecible y desproporcionado, pero pequeño. Aunque estas cosas son ciertas acerca de el enojo humano, ninguna de ellas es cierta respecto al enojo de Dios. La ira de Dios es la respuesta justa de su Santidad hacia el mal.

2. La Ira de Dios es provocada.

El enojo de Dios no es algo que reside en Él naturalmente; es una respuesta al mal. Es provocada.
La Biblia dice que “Dios es amor”. Esa es su naturaleza. El amor de Dios no es provocado. Él no nos ama porque vió en nosotros sabiduría, belleza o bondad. Él nos ama porque él es así (Deuteronomio 7:7).
Pero la ira de Dios es diferente, su Santa respuesta a la introducción del mal en el mundo. Si no hubiera pecado en el mundo, no habría ira en Dios. Así que lo que enseña la Biblia acerca de la Ira de Dios es diferente a los conceptos mitologías que el ser humano ha construido al respecto. La Ira de Dios es su forma de detener la expansión del pecado.

3. Dios es lento para la ira.

¿Por qué Dios permite que el mal continúe en el mundo? ¿Por qué simplemente no lo quita?
Dios ofrece la gracia y el perdón en Jesucristo (2 Pedro 3:9). Las personas están vienendo a él en fe y arrepentimiento todos los días, y Dios pacientemente mantiene abierta la puerta de la gracia. El día de la Ira de Dios vendrá, pero Dios no se apresura a llevarlo a cabo porque en ese momento la puerta de la gracia será cerrada.

4. La Ira de Dios ya ha sido revelada.

¿Cómo hace Dios para revelar su ira contra los pecadores que ocultan la verdad acerca de él, cambian la verdad por una mentira, o adoran a criaturas en vez de adorar al Creador? Dios los abandona.
Por tanto, Dios los entregó a la lujuria de sus corazones y a la impureza. (Rom. 1:24)
Por esta razón Dios los entregó a pasiones vergonzosas. (Rom. 1:26)
Dios los entregó a una mente reprobada. (Rom 1:28)
Un escritor dijo una vez, “Pablo no está enseñando que Dios algún día castigara a la civilización romana por sus vicios y decadencia. Todo lo contrario, el vicio y la decadencia son el castigo de Dios para ellos… Su castigo fue su codicia, envidia, peleas, engaño, violencia e injusticia”. Cuando vemos la tela moral de nuestra cultura siendo hecha trizas, en ese momento los cristianos debemos clamar a Dios por misericordia.

5. La Ira de Dios se acumula .

Toda la historia de la Biblia conduce al día cuando Dios lidiará con la maldad de manera definitiva y para siempre. Cuando el Juicio sea llevado a cabo, toda boca será callada porque todos sabrán que Dios los juzgó en Su justicia. Luego, Dios creará un nuevo cielo y una nueva tierra, en los cuales habitará la justicia.

6. La Ira de Dios está sobre los pecadores.

En Juan 3:36, Dios no dice que la ira vendrá sobre los desobedientes. Él dice, “el que no obedece al Hijo no verá vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”. Esto muestra que su ira ya está sobre ellos.
¿Por qué es que ya está sobre ellos? Por naturaleza somos hijos de ira (Efesios 2:3).
El gran problema de los seres humanos no es que estamos perdidos y necesitamos encontrar un camino espiritual. No es que estamos heridos y necesitamos ser sanados. El problema principal de la humanidad es que somos pecadores bajo el juicio de Dios, y la ira divina está sobre nuestras cabezas a menos que seamos liberados de ella por Jesucristo.

Fuente: Crosswalk

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