La copia más antigua de la Biblia es conocida como los “Evangelios de Garima”. Hace siglos que están guardados en un monasterio remoto en el norte de Etiopía. Recibieron ese nombte porque, según la tradición, fueron copiados manualmente por el monje Adabe Garima.
Según especialistas británicos, el manuscrito fue tratado por mucho tiempo como una reliquia del siglo XI. Sin embargo, exámenes más precisos y más rigurosos mediante el método de carbono 14, indican que su origen está entre los años 330 y 650.
Relatos históricos dan cuenta que Garima llegó a Etiopía en el año 494, viniendo desde Constantinopla, actual Estambul. El había copiado los Evangelios sobre pieles de cabra en apenas algunos días. El registro fue en lengua semítica, común en parte de Etiopía desde el siglo III, pero desapareció como lengua hablada en el siglo XIV. Como lengua literaria, sobrevive hasta hoy.
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Además del texto bíblico, las páginas son ricamente ilustradas, con figuras de los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Los especialistas dicen que los manuscritos fueron compilados en dos volúmenes, con estilos diferentes.
La diferencia de los Evangelios de Garima en comparación con otros códices conocidos de la misma época, es que ellos fueron mantenidos por siglos en el monasterio, en un lugar seco y protegido de la luz. Eso permitió la preservación de la intensidad de todos los colores.
Guardados por la Iglesia Ortodoxa Etíope, ellos forman parte de una tradición milenial. El país sufrió muchas invasiones y el monasterio fue parcialmente destruido por un incendio en 1930. A pesar de esto, continuaron preservados.
La trayectoria de Etiopía es diferente de todos los países vecinos, pues fue el único país que no se volvió islámico. Los ortodoxos etíopes garantizan que su país es “escogido” pues sería el guardian del arca de la alianza, para donde fue llevada por judíos y permanece guardada en la capilla de la ciudad de Aksum, en una iglesia rodeada de misterios.
Fuente: Gospel Prime
