Conozca los peligros de la “Pobreza de Corazón” y cómo Combatirla según la Biblia

En este artículo hablaremos de un tema muy importante: Cómo reconocer la "Pobreza de Corazón" y cómo combatirla según la Biblia.

La pobreza de corazón no es la pobreza de espíritu a la que hace referencia la bienaventuranza del Evangelio de Mateo.

Esta pobreza a la que hacemos mención no se refiere a dinero, ni posiciones, sino al corazón. Un corazón pobre es aquel qué mira como poco a la vida, que mira todo con una perspectiva baja, una mirada mediocre desde el alma.

El que tiene un cozarón pobre, vive sin la voluntad de crecer, de distinguirse, o de mejorar.

Aquí veremos 7 actitudes, o signos, de un corazón pobre:

1. Exigir a los amigos que tengan una relación solamente contigo, que no posean amistades o relaciones iguales o mejores con otras personas que la que tienen contigo.

2. Atribuir y evidenciar puntos negativos en las personas qué son prósperas, mejores o más evidentes que tú.

3. Tener envidia de las personas que poseen aquello que tu no tienes.

4. Encontrar siempre problemas en las oportunidades y tener miedo de correr riesgos.

5. Creer que siempre va a suceder alguna cosa mala y que lo malo sucederá siempre aunque te encuentres en un día bueno.

6. Sentir vergüenza por lo que se tiene o por lo que sé es, financieramente, emocionalmente o espiritualmente.

7. Hacerse siempre la víctima de la vida, y evidenciar la impotencia de tu estado, reclamando como un niño ante un mundo adulto.

Estos puntos muestran diferentes reacciones o signos que muchas veces se han manifestado en algún momento de nuestras vidas, sin embargo, si somos conscientes de que aún quedan rastros de algunas de estas cosas en nuestras vidas, debemos entregarlas a la Cruz de Cristo y rogar por su promesa de un nuevo Corazón.

Cómo combatirla

El profeta Ezequiel, hablando de los cambios que vendrían con el Nuevo Pacto, hizo referencia a este cambio de corazón:

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.” Ezequiel 36:26

Roguemos al Señor por esa promesa, y que nuestro viejo y pobre corazón sea cambiado por uno nuevo mediante el poder del Espíritu Santo, y Él hará la obra.

Fuente: Guiame

Compartir