Taxista Ateo muere en Accidente de Tránsito y Jesús lo Resucita

Un ateo descubrió la existencia de Dios después de sufrir un grave accidente de tránsito que le costó el ojo izquierdo y casi le cuesta la vida. La experiencia próxima a la muerte le hizo comprender la fe y rever sus valores morales.

Un ateo descubrió la existencia de Dios después de sufrir un grave accidente de tránsito que le costó el ojo izquierdo y casi le cuesta la vida. La experiencia próxima a la muerte le hizo comprender la fe y rever sus valores morales.

El hombre, identificado como Sapru, de 48 años, es un taxista que era ateo y no respetaba a su esposa cristiana. Un día, después de emborracharse y golpearla, salió de su casa conduciendo a alta velocidad y chocó contra un camión luego de perder el control del vehículo.

“Mi ojo izquierdo quedó totalmente destruido. Yo pude ver el rostro de la muerte” dijo Sapru, según informó GodReports. En el hospital, su esposa lo visitó acompañada de misioneros e intercedió por su vida.

Sapru cuenta que recuerda la visita de su esposa, sosteniendo la Biblia y clamando a Dios en voz alta, momentos antes de su cirugía de urgencia. En ese momento, el ateo presenció una experiencia cercana a la muerte, y como resultado, su manera de ver la fe, cambió.

“Mi alma vagó para conseguir un lugar en el cielo. Los ángeles no me permitían entrar allí y fuí lanzado al infierno”, relató. En la secuencia, cuando estaba camino al infierno, Jesús se le apareció. “Vé, sé salvo y bautízate, vive para mi y para tu familia”, le dijo el Salvador.

El taxista cree que la intercesión de su esposa y de los dos misioneros alcanzó la misericordia de Dios, que le dio una segunda oportunidad. Luego del encuentro con Jesús, afirma haber sentido como su alma volvió al cuerpo en la mesa de cirugía, donde Jesucristo volvió a darle un último recado: “Es mejor entrar en la vida con un solo ojo, que, teniendo dos ojos, ser lanzado en el fuego del infierno. Que eso sea para testificar acerca de mí”.

Cuando volvió en sí, Sapru fue informado que los cirujanos decidieron quitarle el ojo izquierdo, debido a que los daños causados por el accidente eran irreparables.

Hoy, Sapru, ya convertido al Evangelio, dice que se siente bien “porque el Señor quiere que esté con Él en el cielo, aunque no tenga un ojo”. Su testimonio alcanzó a su jefe, que también se convirtió a Cristo.

Su esposa y sus dos hijos ven en el un nuevo hombre: “Estoy muy feliz de verlos alegres en el Señor por causa de mi conversión y mis actividades en el ministerio”, concluyó.

Fuente: GodReports

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