La Victoria de Trump alegra a Israel y genera malestar entre Palestinos

La elección de Donald Trump ha provocado todo tipo de reacciones en Oriente Medio. Mientras los dirigentes israelíes muestran su satisfacción los palestinos se resignan al designio de las urnas.

La elección de Donald Trump ha provocado todo tipo de reacciones en Oriente Medio. Mientras los dirigentes israelíes muestran su satisfacción los palestinos se resignan al designio de las urnas. En el mundo Árabe, los países sunnitas se congratulan, mientras en Irán temen por el futuro del acuerdo nuclear.

Amanecer resacoso en el restaurante Mike´s Place de Jerusalén. Allí se dieron cita los seguidores de Donald Trump, pero también los israelo-norteamericanos residentes en la ciudad que acuden a este refugio jerosolimitano para seguir sobre todo las competiciones de baloncesto, béisbol o fútbol americanos. “En un momento dado llegamos a tener más de un centenar de seguidores de Trump”, comenta el manager del local, Rubén Beiser.

En el ámbito institucional la alegría de las declaraciones israelíes ha contrastado con la resignación de las palestinos. Durante la campaña, Trump desplegó todo un elenco de promesas electorales dirigidas a satisfacer a la derecha israelí.

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Entre ellas, aseguró que trasladaría la Embajada desde Tel Aviv a Jerusalén (algo que han prometido candidatos anteriores, pero que no han cumplido como presidentes pues vulnerarían la legalidad internacional), que apoyaría la construcción de nuevos asentamientos israelíes en los territorios ocupados y que su primera visita oficial la realizaría a Israel.

Por eso el primer ministro Benjamin Netanyahu felicitó a Trump a través de un escueto comunicado oficial, quizás para no molestar a Clinton, que se considerada como gran amiga de Israel.

La interpretación opuesta llegó por parte del presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abbas, que animó a Trump a perseverar en la solución de dos Estados, acorde con la doctrina de política exterior estadounidense de los últimos 25 años (sancionada precisamente por Bill Clinton en la Declaración de Principios de 1993, que luego daría lugar al Proceso de Oslo.

Fuente: Clarín

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